Más sobre el tema
¿Has experimentado alguna vez que mientras juegas con algunos amigos, viene un niño que no conoces y quiere unirse al juego?
Sin ni siquiera pensarlo, es fácil opinar algo sobre los demás solamente al verlos, y de acuerdo con esto comenzar a tratar a las personas de manera diferente. Por ejemplo, yo puedo ser muy amable con algunos y no tan amable con otros. En realidad, es muy injusto y más que seguro que estamos tremendamente equivocados.
A Jesús no le importaba ser popular. Él tenía esperanza para dar a todos, porque Jesús ve el corazón de las personas, lo que ellos piensan y esperan. Él no hace diferencia entre una persona y otra. Y lo mismo quiere enseñarnos a nosotros, los que le seguimos.