La transición de la infancia a la adolescencia puede ser exigente. Son muchas las cosas que pasan dentro y alrededor de estos jóvenes, por lo que es necesario un entorno seguro e integrador con buenas experiencias. Muchos se encaminan hacia una fe personal y algunos ya están tomando una decisión en este momento. Por lo tanto, es importante que escuchen el Evangelio y lleguen a creer que Jesús era un ser humano como nosotros, y que puede comprender y ayudar en todas las situaciones de la vida.
Este grupo suele ser algo más reducido, lo que permite una mayor individualidad y personalización.
Todos los preadolescentes deben sentirse vistos y aceptados por lo que son. Deben sentirse en contacto con otros preadolescentes y con mentores que se interesen de verdad por su bienestar.
Puede que a los preadolescentes no les resulte tan natural cantar en voz alta en grupo como a los niños más pequeños. Una alternativa podría ser escuchar o leer canciones juntos y hablar sobre
Las sesiones y, sobre todo, las actividades deben adaptarse al máximo a los intereses de los preadolescentes del grupo.